Salón rentado para la rifa.- Durante las Posadas del trabajo, los empleados y patrones suelen relajarse, tanto que hasta ciertas cosas que normalmente están prohibidas durante el resto del año, son permitidas durante la pachanga.
Y es que aunado a la calentura provocada por el vinito que se sirve en esas ocasiones, los empleados traen la adrenalina de haber recibido el aguinaldo y de sentir que ya les aprobaron las vacaciones de fin de año, con lo que sale su “super yo” (o peor, su alter ego), como dirían los psicoanalistas.
Estas son algunas de las cosas que suceden en esos sanos eventos y que ni de broma sucederían cualquier otro día del año.
Lo que justifica que todos le hayan dicho a sus parejas que “la Posada era solo para empleados”.
Es como el día en el que te puedes descontar al vato que siempre deja el microondas oliendo a pollo.
Y aunque no lo creas, él toma nota de la situación para cuando tenga que correrte agregar un cargo de “falta de respeto” como causal de despido.
Jamás tienen esperanza con la Lotería o la kermesse de la Iglesia, pero en la posada sí tienen la fe por lo alto.
Y hay que “aguantar vara”.
P.D. Un buffet siempre debe llevar chicharrón. Si quieren, quiten la tinga llena de cebolla, el arroz o la carnita de puerco llena de huesitos, pero el prensado va porque va.
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