Ciudad de México.- Un hombre oriundo de la capital pasó a mejor vida por unos momentos. El susto tuvo lugar a la hora de su comida cuando pasó mal un poco de saliva y se atragantó. A pesar de ser un adulto mayor a sus 32 años, Jaime no esperaba enfrentarse a la muerte tan pronto. Por suerte, nunca estuvo solo, su mejor amigo ya estaba listo para recibirlo en el más allá.
Jaime cuenta que por largos 15 años tuvo un Xolo muy querido de mascota, eran inseparables. Lamentablemente por la edad y algunos problemas de salud, Quetza (nombre del suave perrito) pasó al otro mundo hace ya un tiempo. A pesar de estar separados por dos mundos de distancia, el hombre siempre le guardó cariño hasta volverlo a ver, cosa que ocurrió con su accidente.
De acuerdo a palabras de Jaime, su xolo fue lo primero que vislumbró en lo que parecía ser un largo camino. El perro saltó de emoción al verlo y nunca se despegó de él. A pesar de sentir miedo y confusión por perder la vida, Jaime nunca se sintió desprotegido, su perro era su guardián y su guía en la vida y en la muerte.
Compañeros de Jaime compartieron su testimonio sobre el incidente y la mayoría apunta a que su Xolo, como se sabe de las culturas prehispánicas, era su guardián para transitar el Mictlán, el lugar del descanso eterno para todos los que terminan su camino. Afortunadamente y antes de emprender el inmenso viaje junto a su perrito Quetza, Jaime resucitó de ese duro trago de saliva.
Ya en casa y fuera de riesgo, Jaime asegura que ver a su perrito fue real y que éste ya estaba listo para llevarlo hasta el eterno descanso. “No solo era mi mejor amigo, sino mi compañero en la vida y en la muerte“, declaró Jaime muy agradecido; “también aprendí a masticar correctamente la comida o me les voy”, agregó.
A manera de homenaje y amor por su perro, le compró sus croquetas favoritas y las colocó en el altar de Día de muertos de su casa.
En la vida y en el más allá, todo es mejor con amigos. ✨
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