Increíble pero cierto

Paul Rudd y Jeffrey Morgan compraron una dulcería en Nueva York y ahora trabajan despachando ahí

No tarda en llegar Phoebe

Dulcería Célebre.- Los actores Paul Rudd y Jeffrey Dean Morgan compraron un negocio de dulces en un barrio de New York y ahora trabajan despachando ahí.

Samuel’s Sweet Shop es una tienda de dulces muy popular en el contado de Rhinebeck de estado de Nueva York, en específico, al norte de Poughkeepsie (si vieron Friends entenderán de referencia. Y de hecho, si ubican a Paul Rudd es porque vieron la serie).

La tienda en cuestión era un lugar muy tradicional en dicha ciudad donde ambos actores crecieron (y donde ambos todavía tienen una residencia), pero hace algunos años la dueña del lugar falleció, y aunque sus hijos intentaron mantener el negocio, con la crisis económica se anunció que cerraría, y fue ahí donde los protagonistas de The Walking Dead y Ant Man la compraron precisamente para salvar el negocio.

“Cuando Hilarie y yo vinimos a la zona y empezamos a tomar café en Samuel’s, Ira dejó claro que estábamos en casa. Acabamos de mudarnos. Salvar a Samuel’s es una de las cosas más geniales que hemos hecho”, explicó Jeffrey Dean Morgan para el noticiero

The Tonigh Show.

Los actores junto con sendas esposas adquirieron el negocio, y aunque saben que la dulcería no les daría mucho dinero, querían salvarla de la quiebra por todos los buenos momentos que el lugar les dio a todos, ya que la tienda era un paso obligado de donde vivían.

“Una de las cosas más importantes que cualquier ser humano puede experimentar es ser parte de una comunidad y sentirse conectado con el lugar donde vives y con otras personas que viven allí, especialmente en un trabajo como el mío”, agregó Morgan explicando la razón de la compra.

Como ya se mencionó, tanto los actores como sus esposas con frecuencia están ahí cobrando o sirviendo café, y ya a muchos clientes les ha tocado la suerte de ser atendidos por los histriones.

Y por si se te pasó: Samuel García y Mariana Rodríguez adoptaron un niño… ¡por un fin de semana! y hasta nos acordamos de Blockbuster.

Adolfo Santino