Autódromo de los cuellos torcidos.- Un sujeto olvidó su disfraz de piloto y se quedó sin entrar al Gran Premio de México a pesar de que presumió en todos lados que iría a la Fórmula 1.
“Oiga, pero sí tengo mi camisa de Ferrari en mi casa; es más, hasta tengo una gorra y un reloj”, intentó convencer al del filtro de la entrada.
A pesar de sus ruegos, el personal del autódromo fue inflexible y no le permitieron entrar para ver pasar coches a toda velocidad para no volver a saber nada de ellos en los siguientes 5 minutos.
“Usted sabe bien que es requisito para entrar”, le contestó secamente el guardia de seguridad.
Al ver que sería imposible hacerlo entrar en razón, decidió intentar vender sus boletos afuera de la pista, donde había otros lechoncitos como él dispuestos a gastar 10 mil pesos por asolearse mientras ven carreritas de coches.
“¡Qué mala onda porque a mí siempre me ha gustado el automovilismo!”, reflexionó el sujeto que ha estrellado al menos 3 coches de su papá.
El júnior tendrá que volver a su casa para ver el evento por la tele y en una de esas, hasta podrá seguir mejor la carrera pues ahí sí puede ir viendo todo lo que hacen los pilotos en sus autos.
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