Pasillo Austríaco.- El jarrón de Maximiliano que estaba en Palacio Nacional sería el culpable de evitar el progreso del país, razón por la que el presidente López Obrador lo mandó remover.
El vaso con la imagen del Emperador y el águila imperial estaba colocado enfrente del retrato de Benito Juárez, según lo dio a conocer el propio mandatario, razón por la que mandó remover pues además de molestar al benemérito, tenían estancado el crecimiento del país.
Los resultados pudieron apreciarse casi al instante, pues en cuanto se hizo el anuncio que había metido el jarrón en la alacena, la bolsa mexicana de valores llegó a cifras récord, el precio del petróleo volvió a estar por encima de los 100 dólares por barril y se hizo el anuncio de importantes inversiones extranjeras en nuestro país.
“Debemos reconocer que el presidente es un genio”, comentó resignado el presidente de un partido de oposición.
Si bien al principio, la remodelación de fondo del Palacio Nacional causó burlas y risas, los resultados están a la vista, y parece que el quitar monumentos, estatuas o jarrones sí funciona.
“No quiero saber nada de Maximiliano”, agregó López Obrador quien no podrá volver a circula por el Paseo de la Emperatriz (llamado por algunos “Paseo de la Reforma”).
De igual manera, se está valorando abrogar todas las leyes que impulsó el extingo emperador austríaco, con lo que se volvería al trabajo infantil y las jornadas laborales de 12 horas.
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