México Trágico.- Alejandro Silva, el oftalmólogo mamadísimo que saltó a la fama por recibir la vacuna contra el covid-19 (sin playera) y después irse a una fiesta en una playa de Cozumel, sin importarle la vida de millones de personas en todo el mundo, acaba de reaparecer para pedirles disculpas a los mexicanos, porque al parecer el coronavirus le tiene miedo al perdón.
Fue a principios de enero del año 2021, después de cristo, cuando se hizo viral un video donde se puede apreciar al oftalmólogo echando fiesta junto a sus amigos mamadísimos, luego de haber recibido la vacuna contra el covid-19. Y es que los miembros del personal médico son los primeros en recibirla, como podemos apreciar en la siguiente imagen de este sexy señor:
Asimismo, en un video que fue compartido vía Twitter, se puede apreciar al oftalmólogo disfrutando de la fiesta en una playa
, sin respetar la sana distancia ni el uso de camisetas. Esto desató la preocupación de los mexicanos ya que se demostró que no se pude confiar en un médico musculoso.Acá el video que quemó al oftalmólogo:
Así, en su cuenta de Instagram (la cual ya tiene casi 100 mil seguidores) , el oftalmólogo mamadísimo, Alejandro Silva, explicó que se disculpa hasta ahorita “porque no estaba preparado para afrontar una situación que se vitalizó de esa manera. Me costó trabajo lidiar con estos mensajes, me tomé un descanso de las redes sociales para reflexionar lo que había hecho mal”. Ay ajá.
“Quiero aprovechar también para disculparme con los otros trabajadores de salud de primera línea por los conflictos que les pudo haber generado mi comportamiento y mi irresponsabilidad. Los respeto mucho, valoro mucho su trabajo”, reveló el oftalmólogo en su video donde se ve arrepentido, triste y con la cola entre las patas, ya que sabe que México perdona pero jamás olvida.
Acá la disculpa:
Seguiremos siguiendo, Joaquín.
INDESTRUCTIBLEMENTE REAL
DEGRADADAMENTE CIERTO
SEPARADAMENTE REAL
Nada como pasarla el 24 en bata evitando el estrés familiar
El pasar dos horas buscando estacionamiento es el primero paso para la canonización
La respuesta diplomática ya surtió efectos