Frontera Sur.- A principios de los 90, llegaba a México una ola guatemalteca encabezada por Rigoberta Menchú y Ricardo Arjona, que vendrían a sustituir todo lo australiano de la época como: Cocodrilo Dundee y las aventuras de Tasmania. Pero, ¿cómo fue que alguien escuchó a Arjona y dijo: ‘Mira, no está tan mal?’, bueno, pues tenemos la respuesta.
Para inicios de esa década, las personas crecieron escuchando a José José, Juan Gabriel o Enrique Guzmán y no pudieron congeniar con grupos como Timbiriche, Menudo y Magneto a los que veían como “niños”; así fue como su vacío existencial se llenó por la lírica impresentable del cantautor guatemalteco, quien prometía en sus canciones un rejuvenecimiento a base de amores pasajeros, cualidades hacia la edad y lo “vivido”.
Las letras de Arjona se sentían como rock para las hombreras de sus sacos y las reivindicaba con letras que las hacían sentirse atractivas justo cuando acababan de divorciarse y veían a sus sobrinas menearse con las rolas de la Onda Vaselina
.Su primer disco “Jesús verbo, no sustantivo” pasó completamente de noche tanto en México como en Guatemala, por lo que la canción que dio nombre a ese material, fue metida nuevamente en el que para muchos es el “primer disco” que se llamó “Animal Nocturno” de 1993 y que se daría a conocer en nuestro país gracias a las circunstancias arriba mencionadas.
Conforme Arjona fue entrando a ese nicho del sector poblacional, el poeta segmentó aún más sus canciones que hasta parecían parodia involuntaria como “Historia de un taxi”, dirigido precisamente a su público objetivo: señoras noventeras que le cobraban pensión al ex marido mientras soñaban con estar en primera fila en un concierto de Luis Miguel.
Por último pero no menos importante, la ausencia de plataformas tipo YouTube que nos pudieran ayudar a comparar la música de Arjona con algo de otros lares, hubieran podido descartar la afición hacia él. Algo similar paso con Maná, quienes se aprovecharon que era todo lo que nos llegaba a México en ese entonces y que hasta nos hicieron creer que era “rock mexicano” lo que nos daban.
Conforme fue sacando discos, las mujeres que lo oían se jubilaron y se olvidaron de él. De hecho, el que siga lanzando sencillos cada 3 o 5 años, es tal vez uno de los más grandes misterios de la humanidad, sobre todo entendiendo que se necesita de alguien que los escuche.
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"Ahora para las elecciones en España sí le vamos a atinar", adelataron
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El jugador tenía esperanza que de perdida este premio sí lo ganaría por su actuación