El Apocalipsis.- Muchos años antes de que nos llegara el fin del mundo, en la tiendita de la esquina habían muchos dulces que nos gustaban demasiado ya que satisfacían a nuestro infantil paladar. De hecho, fue durante la segunda mitad del siglo XX cuando ir a la tiendita de la esquina era toda una experiencia en la no pagabas tanto dinero a cambio de miles de excesos.
Y es que los precios de los dulces en las tienditas de aquellos años eran muy bajos, pues con dos pesos ya te alcanzaba para unos chetos y hasta para mantener a toda una familia con golosinas. No es cierto, pero sí eran muy baratos en comparación con sus precios de ahora, pero así es el neoliberalismo.
Fue así como después de muchos años llegamos al fin del mundo, cuando ya hasta los niños tiene prohibido por la ley comprar comida chatarra en la tiendita, o al menos eso es lo que pasa en Oaxaca, en donde nos llevan años luz en consciencia humana.
Por este motivo, nos dimos a la tarea de recuperar aunque sea el recuerdo de 12 cosas que antes comprabas en la tienda de Doña Mari, pero que ahora, en este Apocalipsis, ya no existen. Para que te pongas triste.
Antes de la barra de chocolate que hoy conocemos, existió esta ricura que tenías que apachurrar.
Estos podíamos masticarlos hasta más de una semana, ¿o no?
Nos gustaba más la cajita feliz de Eme Ce Donalds.
Otros chicles de no tan buen sabor pero baratos en aquellos años.
Estos los vendían en la época de los Picapiedra pero no llegaron al fin del mundo.
No, amigo que con las mañas de León Larregui, estos chicles no eran de esos.
Esa salsita me enfermo de la panza varias veces pero qué rica sabía.
Estas era buenas, efectivas y baratas para el niño acalorado por la vida.
Las chaparritas son las más peligrosas porque están más cerca del infierno.
Al parecer lo que más nos quitó el siglo XXI fueron chicles.
Aún no se pierde la esperanza de ver la versión cannábica de estos pastelitos.
El más rico de este listado que quiere hacerte sentir nostalgia.
Seguiremos siguiendo, ¿o no, Joaquín?
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"Si así se ponen por unos bollos, no quiero ni pensar cuando instalemos Taco Bell…
DESESPERADAMENTE REAL
COLONIZADORAMENTE CIERTO