México.- Después de realizar un gran número de compras durante la cuarentena para hacer de su hogar un lugar agradable, Martín de 29 años decidió que era momento de devolver el espejo que compró para su baño.
“Cuando empecé no tenía espejo, por lo que solo me lavaba la cara y me iba a trabajar. Ahora que tenía que quedarme en casa decidí comprar uno porque estaba en descuento”, comentó.
Al encontrarse con un reflejo que solo apestaba a fracaso, Martín concluyó que el espejo tenía un defecto y debía pedir su devolución inmediata.
Sin embargo, Martín no contaba con que las devoluciones de la tienda cerraron al empezar la pandemia, por lo que tuvo que trasladarse en auto hasta su sucursal más cercana.
“Tuve que verme de vez en cuando a ese méndigo espejo porque tiré sus envolturas. Cada vez que veía a esos ojos cansados y llenos de desilusión
, me daban ganas de regalarle el espejo al primero que pasara. Aunque me mantuve fuerte y por fin llegué”, contó el afectado.Finalmente, logró la devolución de su dinero y admitió que otros espejos no mejorarían lo que veía, por lo que comenzó a dibujar y pegar todo lo que sí quería ver en la pared de su baño. “A veces me veo en el reflejo a contra picada de mi celular y con eso me basta para darme una idea de si me tengo que rasurar o no. Y con eso, amigos míos, soy feliz… creo”, comentó.
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