México.- El tiempo pasa, los años comienzan a hacer de las suyas, y lo que alguna vez fue juventud se convierte en “oigan, pásenme ese suéter porque me está entrando el aire de la ventana”. Te va a pasar a ti, me va a pasar a mí, y por supuesto también le pasa a las actrices de telenovelas que vemos en la tele abierta.
De repente, las señoras publican una foto de su juventud y cambia el juego, comienzas a preguntarte: ¿cómo, que no nació de 50 años?
Bueno, pues eso apenas ocurrió con una de las grandes de las telenovelas en México, quien desde su cuarentena abrió el baúl de los recuerdos y sacó una foto de cuando interpretó a una especie de jovencita japonesa muy bella, muy preciosa, muy apropiación cultural.
Es el momento de especular, ¿por qué?, pues para hacer esto más interesante. Primero que nada es una actriz consagrada de las telenovelas. ¿Acaso será la ex diputada del PRI, doña Carmen Salinas? De Carmelita ya han salido varias fotos donde mostraba su escultural figura.
¿Estaremos hablando de Angélica Aragón, una de las estrellas más reconocidas de las 3 telenovelas que produjo Tv Azteca?
¿O se tratará de Ana Martín, a quien recordarás en papeles como la mamá de la terrible e infame Rubí?
Señor Aguilera, por favor díganos, quién fue la ganadora.
Se trata de la protagonista de “El pecado de Oyuki”, telenovela que se estrenó en 1988, y que relataba las aventuras de Oyuki, una joven japonesa que se enamora perdidamente de un joven inglés, todo desde la comodidad del Foro 3 en Televisa.
Es una fotografía artística, a decir de Ana Martín, quien publicó esta imagen para mostrarle a sus seguidores cómo lucía hace más de 30 años.
¿Sorprendente? Claro que no, todos somos bellos mientras somos jóvenes, después de eso, amigos, se acabó, se acabó TODO.
Recomiendan poner villancicos para disimular
Se pasaron de la cena de Navidad a formarse afuera de la tienda La policías…
Parece que hizo pasar consolas de $800 pesos por Play 5
Son los mismos que se la pasaron toda la noche en el celular
Ni el día doble les pagaron
DESPERDICIADAMENTE REAL