Candle Cove.- Llega un momento en la vida de todo ser humano que sucumbe inevitablemente ante el pecado del siglo XXI: ver videos sin parar en Internet. Todos y me refiero a todos, hemos caído presa de este algoritmo. Todos los creadores de contenido han querido emular esa necesidad de Maslow: quedarse en la lela por horas y horas. Sí, varios lo han conseguido, pero nadie mejor que estos sujetos.
Nadie pensaría que un montón de sujetos sin camisa que construyen cosas a la intemperie serían tan adictivos. De acuerdo a las últimas encuestas imaginadas en mi cabeza, seis de cada siete personas pierde alrededor de cincuenta minutos de su ciclo del sueño en estos materiales. Sencillos, sin más ruido que el del audio emitido, una oda a ver gente haciendo cosas.
Se reporta que seis de seis cocainómanos han preferido quedarse a ver YouTube y anexos que ir por unas líneas al punto más cercano. La mandanga ya no es lo que era. Como el siguiente donde construyen lo más cercano a una cabaña con todo y chimenea, demonios, cómo lo hacen.
No lloren por mi, yo ya estoy muerto.
"Que vayan a trabajar los que no quieran convivir con sus suegras", propuso un líder…
AVARICIOSAMENTE CIERTO
ENFÁTICAMENTE REAL
QUÉ AGUSTICIDAD PERO CIERTO
A PENUMBRAS PERO CIERTO
SIN FRÍO MADRILEÑO PERO CIERTO