Pueblo Paleta.- Aunque en nuestra infancia vimos muertes como la de Mufasa, la mamá de Bambi, las mil de Krillin y la de Jack en el Titanic, ninguna nos pegó tanto como ver a Ash Ketchum sacrificarse en la primer película de Pokémon.
Este año marca el 20 aniversario del estreno en México de “Pokémón La Película: Mewtwo Contraataca“. Desde hoy por la mañana se han reportado a miles de chavorrucos llorando por todo el país, debido a que está circulando el video de la escena más triste de la película… que digo de la película, de la historia del cine.
El video muestra el sacrificio de Ash, el cual hace con el afán de poner un alto a la batalla entre los Pokémon en la isla donde, también se están rifando un tiro Mew y Mewtwo, y los humanos están tratando de salir vivos.
La intención del morrito de 10 años era que Mew y Mewtwo se dieran cuenta que está mal pelear y decidir que vida es más importante que otra. Así que Ash se lanza como Juan Escutia al campo de batalla, donde es convertido en piedra.
La batalla se detiene y los Pokémon comienzan a llorar por el acto de amor y compasión que le arrebató la vida al amigo de Pikachu (Atrás… Prometí que no iba a llorar). Esto hace que la magia salga de ellos y le regrese a la vida a Ash (Ya estoy llorando).
En lo que seguimos secándonos las lágrimas por ver a Pikachu llorando, terminamos esta nota reconociendo el acto heroico que presenciamos por primera vez hace 20 años (“¿Veinte ya? Ya estamos viejos” se escuchó a la deriva).
Recuerda que nadie es demasiado grande, pequeño y ninguno importa más que otro. El progreso humano no se mide por la industria, sino por el valor que le das a una vida, a una insignificante; eso es lo que define una era, a una especie.
REVITALIZANTEMENTE CIERTO
Es posible que Inés Sains también lo acompañe en la campaña
Acaba de rectificar una oportunidad histórica perdida
Juntar dos latas diarios deja en promedio más que el reparto de utilidades
Más vatos creen tener "la mejor mamá del mundo" que "ser los mejores manejando"
"Si me quiere tanto, que me devuelva mi tupper redondo", espetó una jefecita