México Mágico.- Todo fanático intelectual de Bob Esponja sabe que hoy es un día muy especial para los que viven en un piña en el fondo del mar, ya que la esponja amarilla nos enseñó que, para sobrevivir a la resaca de un 14 de febrero, es indispensable no olvidar sólo uno cosa: molestar a Calamardo.
Sin embargo, como era de esperarse en una sociedad inconsciente y corrupta, hay más personas preocupadas por el amor y la amistad, o al menos por comprar la pastilla del día después, que por molestar a Calamardo este 15 de febrero, y esto, según el mandatario Andrés Manuel López Obrador, es la razón de por qué la Cuarta Transformación está fracasando.
“De acuerdo… con el episodio… “Employee… of… the… Month”… de la mejor… caricatura.. de todos… los tiempos… el 15 de febrero es… el día oficial… para… molestar a Calamardo”, recordó AMLO mientras se aventaba su mañanera. “Tenemos que hacer… un esfuerzo… los mexicanos… para jamás olvidar este día… y ehhhhhhhhhhhhhhhhhhh hacer… que el bienestar… de la humanidat.. se vuelva realidat”, señaló el mandatario.
AMLO dijo que no entiende cómo es posible que alguien olvidé cuando la esponja amarilla le preguntó a Calamardo ¿qué día es hoy?, y cuando el pulpo respondió ¿el día de molestar a Calamardo?, para lo que Bob Esponja aclaró que ese día ya había pasado. “Una obra de arte sin lugar a dudadas”, comentó el viejito presidente.
Aquí la prueba de que Andrés Manuel está en lo correcto:
Fue entonces cuando miles de chairos salieron a las calles para buscar a Calamardo, y hubo unos más fieles a Morena que se atrevieron a meterse al mar para llevar a cabo las ordenes de AMLO al pie de la letra. Desde El Deforma les recomendamos que sólo molesten a su amigo el que se parece a Calamardo, para que festejen este día como debe de ser. Seguiremos informando.
Justo cuando creías que hoy ibas a poder descansar
"No, aquí no compró nada el señor del Polo Norte", se excusó un gerente
GORRONAMENTE REAL
INFAMEMENTE CIERTO
"Si así se ponen por unos bollos, no quiero ni pensar cuando instalemos Taco Bell…
DESESPERADAMENTE REAL