México.- El día de ayer, el pueblo de México amaneció con la buena nueva de que Emily Ratakoshki, Ratakinski o Ratatat, se paseó por las tradicionales aguas negras de Xochimilco y no dejó pasar la oportunidad de subirse a una trajinera mientras echaba novio a gusto.
Este acto de humildad nos demuestra que no se necesita ser una estrella internacional ni estar bien buena para que todos compartamos los mismos placeres, los mismos rituales cotidianos que nos vuelven seres humanos más completos. Y es que, ¿quién no ha ido a empedarse a las trajas?
Esta antiquísima tradición se remonta a una tarde 1987, cuando un joven de la UNAM gritó, voz en pecho: “Vamos a empedar a las trajas” y como Xochimilco quedaba muy lejos se tuvieron que conformar con ir a Cuemanco, que no es lo mismo pero es igual.
Por ello, nuestro Departamento de Antropólogos Desempleados del Deforma desentrañó los pasos más comunes en una tradicional peda a bordo de las trajineras:
Lo primero es tomar un camión que hace más de dos horas, tres con tráfico, hasta el lugar. En el camino, un amigo al que casi no conoces te cuenta la historia de cómo superó su adicción a la heroína.
Tienes que cruzar un amplio estacionamiento, recorrer varios locales hasta dar con las quesadillas de Doña Pepa y contemplar lo negro de las aguas xochimilcas.
Te pides una chela en vaso de unicel con harto jugo maggy, chamoy, miguelito y hasta dulce de tamarindo enchilando. Ah, y una quesadilla de hongos para despistar.
Juntan a los 15 que se van a subir y le encargas a tu compa el mirrey que pague el cover. Ya van bien armados con cuatro six, cuatro chescos, dos bacachos, un whisky de 100 varos y un Tonayan.
En lo que el alcohol hace de las suyas, el conductor ya entendió que solo van a empedar, así que ni les hace la plática. Una señora se acerca a venderles esquites que, por andar en lanchita, son carísimos.
Tras varias sesiones de “Yo nunca nunca” comienza a revelarse quién le gusta a quién y se conforman dos tipos de grupos: las parejitas y los grupos de solteronas que echan el chisme sobre esas parejitas.
El vato que fue solo se arma de valor. Después de varios tragos de Tony le declara su amor a la más buena del salón, tras lo cual es humillado por todos y le asignan para siempre el apodo de “El Temerario” a.k.a “el Teme”.
Una vez muerto “El Teme”, el resto de los personajes proceden a sacar sus más bajos instintos a través de un perreo intenso. Se conforma una orgía de pelos, sangre y sudor de la que todos jurarán no acordarse al otro día.
Mientras el sol se pone, los individuos descienden del carruaje, dejando que un halo de confusión (que en realidad solo es la peda) se apodere de ellos. Por alguna razón, hay policías madreándose con locatarios. La única salida de este infierno es echarse otras cuatro de hongos con queso con Doña Pepa.
Ya con el alcohol un poco asentado, todos recuerdan que son amigos y comienzan a tomarse fotos que subirán al instagram pensando “no ma, qué buena estuvo la peda”, aunque conscientes de que nunca más le hablarán al Teme.
Un camión te deja a las 10 de la noche en Ciudad Universitaria y todavía tienes que regresar toda la línea verde para llegar a Indios Verdes, en donde tomas una combi rumbo a Ecatepec en la que seguro te van a asaltar. Y es así como termina uno de los mejores días de tu vida.
¡Te falta barrio, Emily!
AHÍ VA EL SUADERO PERO CIERTO
DESAFORTUNADAMENTE REAL
ANCESTRALMENTE CIERTO
Sus ciudadanos famosos deben evitar poner pie en dicho programa
DESCONFIADAMENTE REAL
Además, la pusieron a destapar el baño de los conductores del programa