México.- El poeta Saúl Hesa (cuyos verdaderos apellidos son Hernández Sánchez, pero “Hesa” se ve más chido) confesó, a través de su Twitter y en un momento psicotrópico y de sinceridad pacheca, que sus últimos poemarios fueron fruto de un experimento tecnológico-gatuno donde se problematizaba el azar en las posibilidades semánticas de la obra, es decir, que su gato escribió todo.
Según mostró en una fotografía dicho poeta, su gato Schrödinger acostumbra pasar por encima del teclado de la computadora e incluso quedarse dormido ahí. “El primer gran poema posmoderno que descubrí en mi computadora creí que yo lo había escrito una anoche anterior en un estado alterado de conciencia, después supe que fue mi gato”, relató en un hilo de tweets el escritor.
De esta manera, Saúl Hesa consiguió estructurar un proyecto poético que mereció una beca del FONCA en su programa Jóvenes Creadores. “Mi proyecto se titula ‘poema felinos’
y constará de 85 poemas todos redactados por mi gatito Schrödinger, hasta ahora llevo 50 poemas”, explicó triunfante el poeta Hesa.
Al respecto, algunos de sus amigos intelectuales, quienes son simultáneamente críticos, escritores, editores, y vendedores de libros artesanales, recibieron con entusiasmo el proyecto de su colega Saúl, “es un libro que explora las posibilidades del lenguaje”, dijo uno; “pone en crisis el paradigma de la literatura convencional”, dijo otro; “es un libro de alto riesgo y de una propuesta poética muy sólida”, dijo un tercero; “vamos por unos mezcales”, concluyó uno más.
Saúl Hesa afirmó que por ahora no publicará su último libro escrito por Schrödinger, pues espera mandar a todos los certámenes de poesía su obra hasta que algún jurado lo premie por tan atrevido experimento poético. “Ahora, si me disculpan, cedo mi computadora a Schrödinger”, concluyó en el último tweet.
DESESPERADAMENTE REAL
COLONIZADORAMENTE CIERTO
Además de cena en casa ajena, conocerán a las sobrinas del patrón
Lo usaron de medio de transporte hasta el valle que la nieve cubrió
"¿Cómo vas, ma'? ¿Ya hay buñuelos?", preguntó un chavo todavía en pijama
ESPLÉNDIDAMENTE REAL