México.- Después de un cansado y largo debate aún más tedioso e inútil que la polémica de las quesadillas sin queso, la PROFECO avaló multar a todos los negocios de comida que ofrezcan chilaquiles y, en su lugar, den totopos remojados en salsa.
A pesar de que la mitad de la población asegura que los totopos en salsa son otra modalidad de chilaquiles, llamados “chilaquiles duros”, los procuradores de consumidor se negaron a aceptar tal hecho, subrayando que se trata de una barbaridad decirle chilaquiles a unos totopos que no pasaron por el artesanal proceso de “chilaquilización”.
Esta medida no ha sido tomada a bien para los que venden chilaquiles duros a las afueras de algún establecimiento público, pues parte del atractivo de estos negocios es la venta de chilaquiles, aun cuando no estén aguados.
Además de que la mayoría de la población más joven prefiere comer chilaquiles duros, pues aún tienen muelas para masticar los crujientes totopos.“No podemos seguir llamándole chilaquiles duros a los totopos en salda, es algo tan incongruente como decirle ‘torta ahogada dura’ a una torta que nunca se ahogará en salsa”, expresó el presidente de la PROFECO mientras se pedía una torta de chilaquiles suaves y la ahogaba en salsa verde.
Esta nueva polémica sobre si los chilaquiles duros son realmente chilaquiles comenzará a dividir miles de opiniones, sumándose así a otras circunstancias culinarias que ya tienen en crisis al país, como la piña en la pizza, el chile del que pica y del que no, el bolillo chilango que todo le cabe, los tacos veganos que ni son tacos y, por su puesto, las ya mencionadas quesadillas que no necesariamente llevan queso.
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