Ciudad de México, México. – La mañana de hoy y luego de hacer digestión, cientos de godínez de la Ciudad de México y sus alrededores fueron al baño y lamentaron haberse comido el niño de la rosca de Reyes para no tener que pagar los tamales el 2 de febrero.
“La neta te digo que no lo vuelvo a hacer, por ahorrarme los pesitos de los tamales, mi ida al baño fue como una película de terror. Aunque estoy seguro que ustedes me entienden, en la chamba somos 20, comprar tamales para toda esa gente iba a ser mi ruina”, comentó Hugo, godín de 32 años, justo antes de escribir una carta a la fábrica de niños para roscas exigiéndoles que los hagan más pequeños y de un material más flexible.
Las cientos de víctimas de esta tradición godina negaron haberse comido el niño, pero para la mayoría de sus compañeros fue obvio, como lo cuenta Teresa Machado, de 45 años, compañera de uno de los afectados: “Pues todos en la oficina nos fijamos en el momento que Carlos se comió el mono, incluso varios compañeros se lo dijeron aunque él lo negó, pero era obvio, nadie se toma un litro de agua después de un pedazo de rosca de reyes”.
Después de sufrir yendo al baño, la mayoría de víctimas decidieron no repetir este peligroso método en próximos años para evitar gastar cinco veces lo que iban a gastar en tamales en un consulta con el proctólogo.
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CAÓTICAMENTE REAL
MADRUGUETE PERO CIERTO