Señora le pone nombre japonés a su local de chácharas y se vuelve millonaria

Señora le pone nombre japonés a su local de chácharas y se vuelve millonaria

por Lui

Millennials enloquecen al ver sus productos

México.- Doña Matilde, venerable y emprendedora señito de Iztapalapa, reveló a sus familiares y amigos que ahora vivirá en la zona más fresa de Santa Fe, esto gracias a los millones de pesos que ha ganado en los últimos meses en su pequeño changarro llamado Kawasaki.

“Pues no es gran cosa, joven, son chacharitas las que vendo y que compro en el centro, que si la taza, que si la ropita, que si el juguete, que si el llavero, todos los tiliches que se pueda imaginar, pero gracias a Dios me está yendo desde que le puse nombre japonés a mi negocio”, comentó doña Matilde en entrevista.

Lorena, hija de esta emprendedora doñita, afirmó que fue ella quien le dijo a su madre que le pusiera un nombre japonés a su local de chácharas, “para que la gente de mi edad se interesara y fuera a comprar cosas”, comentó la Lore.

Después de pensar qué palabras en japonés conocía la Lore, se le vino a la mente “Kawasaki”, palabra célebre de la expresión “Con Tokio Honda y Kawasaki”, además de ser un eufemismo para decir “caguama”: “vamos por unas kawasakis”. De modo que le recomendó a su mamá que así rebautizara su negocio.

“De esta manera ‘Chucherías y regalos Matilde’ cambió a ‘Kawasaki’ solamente, le pusimos un letrero en rojo y unas letras japonesas que aparecieron en el Google. Y pues a los cinco días ya era todo un éxito el chagarro jajaja”, explica Lorena orgullosa de su madre.

A los pocos meses, una enorme cantidad de millennials acudieron a la tienda de doña Matilde para consumir “pendejada y media”, e incluso quedaron completamente satisfechos al descubrir que lo que compraban decía “Made in China”.

“Yo creo que Kawasaki es como Miniso: ambas tiendas tienen nombre japonés, pero venden cosas fabricadas en China y que podrían salir mucho más baratas si las compramos en el centro”, concluyó un millennial mientras esperaba en la fila para pagar unos mantelitos bien bonitos y unas plumas de 20 pesos que en realidad deberían costar 5 pesos.

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